lunes, 30 de julio de 2012

La dicha de la sabiduría


La dicha de la sabiduría (Fragmento)

La mayoría de nosotros, cuando miramos u oímos algo u observamos un pensamiento o emoción, realizamos algún tipo de juicio sobre esta experiencia. Este juicio se puede ver en términos de tres ramas básicas: la rama me gusta , la rama no me gusta y la rama no lo sé . Cada una de estas ramas se divide, a su vez, en ramas más pequeñas: la rama bueno ; la rama malo ; la rama agradable ; la rama desagradable , y la rama me gusta porque? ; la rama no me gusta porque? ; la rama podría ser bueno o malo : la rama podría estar bien o no ; la rama podría ser bueno malo, agradable y desagradable, y la rama no es ni bueno, ni malo, ni agradable, ni desagradable . Las posibilidades representadas por todas estas ramas estimulan a ese pajarito inquieto, que es la mente, a saltar de una a otra para investigarlas. 

Para remediarlo, los maestros aconsejan la práctica del shamatha, que consiste en desprendernos de nuestros juicios y opiniones y simplemente observar, o prestar atención a lo que vemos desde la rama en la que nos hayamos posado. Y que en lugar de saltar de rama en rama para conseguir una mejor vista, observaremos cada rama u hoja, prestando atención a su forma o color. Descansaremos en una rama. Estar atentos a nuestra experiencia de esta manera nos permite distinguir nuestros juicios y opiniones de la simple experiencia de ver.

Esta práctica tiene profundas implicaciones a la hora de responder a emociones difíciles y a los diversos problemas que se presentan en nuestra vida cotidiana. En la mayoría de los casos, nuestras experiencias están condicionadas por la rama en que nos hemos posado. Pero sólo observando directamente nuestra experiencia podremos ver cada rama y cada hoja tal como es, y nuestras opiniones y juicios tal como son: no todos entremezclados, sino como aspectos distintos de la experiencia. En ese momento en que nos detenemos para ser conscientes, nos abrimos no sólo a la posibilidad de eludir las ideas, sino también a reaccionar directamente a cada experiencia a medida que se produce.

Esta simple conciencia es una expresión de la claridad de nuestra naturaleza de buda: la capacidad de ver y darnos cuenta de qué estamos viendo, sin aferrarnos a ningún concepto que nuble nuestra visión.

Lama Yongey Mingyur Rimpoché

viernes, 20 de julio de 2012

QUEDA PROHIBIDO


QUEDA PROHIBIDO
¿Qué es lo verdaderamente importante?
Busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.
Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de falsas ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes.
Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira se puede vivir,
es cada uno quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:
queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.
Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.
Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando les necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.
Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a toda la gente que me quiere.
Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hacer mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.
Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
olvidar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.
Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.
Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.
Alfredo Cuervo Barrero

jueves, 12 de julio de 2012

A pesar de todo, España sí puede


Aquí tenemos un resumen claro y conciso de la realidad que estamos viviendo aquí en España, gracias Pato por mandarme la nota :)

BARCELONA.- La alegría y el orgullo que sienten los españoles ante el triunfo de su selección de fútbol, y la cascada de halagos con la que el mundo entero ha respondido al equipazo que aplastó a Italia el domingo para coronarse campeón de Europa, han tenido su sobria respuesta en estos días. España goza de buen circo, nos recordaron los realistas, los cabezas duras, ¿pero dónde está el pan?
La pregunta no es injusta. España también es campeona de Europa del desempleo, con la cuarta parte de la población sin trabajo, y a los bancos los ahogan las deudas tras inflar el globo hipotecario alegremente durante una década hasta que un día reventó. La austera medicina que exige Alemania a cambio de acudir en nuestro rescate ha dado como resultado duros recortes de los servicios públicos -sin excluir la salud y la educación- y la reducción de los sueldos de aquellos afortunados que aún mantienen sus trabajos. Mucha euforia. Mucho "¡campeones!, ¡campeones!". Sin embargo, los jarros de agua fría no escasean.
Pero hoy, mientras el fútbol español se da un baño de admiración global, ¿por qué no hacer un esfuerzo por buscar otras razones para contemplar la vida con un cierto buen humor, incluso optimismo? Dentro y fuera de España hay muchos que parecen deleitarse ante la aparente constatación de que, dejando a un lado el fútbol, este país es un desastre. Pues que se sigan deleitando, ya que motivos les sobran.
Pero, ¿por qué no proponer argumentos que contradigan, o al menos diluyan un poco, los cansinos pronósticos de catástrofe? Empezando por el hecho de que mientras un creciente porcentaje de alemanes, británicos y holandeses aparentemente claman por librarse de las cadenas de la Eurozona, hoy son más que hace un año los que se toman vacaciones en España.
La industria de la construcción padece rigor mortis -aunque no sería un mal momento para que un alemán con ahorros y necesidad de sol invirtiera en una ganga en la costa mediterránea-, pero el otro pilar de la economía española, el turismo, sigue en plan boom. Gracias a los amigos del Norte -más amigos, quizá, de lo que parecen-, los turistas han gastado un 4,6% más en España en los primeros cinco meses del año que en el mismo período de 2011. En mayo, la cifra llegó a un 7,5% más que el mismo mes del año pasado. Lo cual ayuda a explicar la feliz noticia de este martes de que el desempleo bajó en 98.853 personas en junio.
Lo que los turistas de Alemania y Reino Unido están viendo con sus propios ojos contrasta de manera chocante con lo que están leyendo en sus periódicos. Lo sé porque vivo en Barcelona y en las últimas semanas he salido varias veces a cenar con visitantes extranjeros. "Los titulares en casa dicen que España se asoma al abismo -me dijo un amigo-. Pues si esto es un abismo, dame más." El abismo en este particular caso fue la Rambla de Catalunya, una calle peatonal con más bares y restaurantes hoy -me da la impresión- que nunca, todos con las mesas llenas y los camareros sudando para satisfacer la demanda general de cerveza, vino, calamares y jamón.
Sí. Claro que sí. A poca distancia de la elegante y vivaz Rambla de Catalunya hay muchas familias pasándolo mal. Esto, o lo vivimos en carne propia o lo sabemos por los medios y a través de la experiencia de nuestros conocidos. Pero también es verdad, como han observado mis amigos de afuera, que no se ven más mendigos en las calles que en una ciudad económicamente boyante como Londres, y que las calles de las ciudades españolas siguen siendo, comparado con lo que hay en muchos países del mundo, bastante seguras.
Uno podría haber esperado una ola de delincuencia como corolario a las cifras de desempleo, pero hasta la fecha no se ha materializado.
Esto se debe en parte al paracaídas que ofrece la tradicional fuerza y solidaridad de la familia española, fenómeno del que los autosatisfechos criticones del Norte que califican a los países mediterráneos con el acrónimo de PIGS (cerdos, en inglés) podrían aprender. Otra parte de la explicación es que, admirable o no, existe una importante economía sumergida en España. Llama la atención el hecho de que aun cuando la economía española estaba en pleno auge, digamos hace seis años, el desempleo seguía siendo el más alto de Europa -alrededor del 10%- y sin embargo entraban al país oleadas de inmigrantes de Africa, América latina y Europa del Este para hacer trabajos por los que los españoles no tenían ningún interés. Obviamente es difícil poner un número a la cantidad de personas que trabajan y no pagan impuestos, pero, a decir de algunos economistas, no sería una loca exageración situar la cifra alrededor del 20% de los que, según las estadísticas oficiales, están desempleados.
Un tópico muy del agrado de los europeos del Norte es que en España la gente le da más valor al principio del placer que a la cultura del trabajo. Los tópicos no siempre mienten. Como alguien que lleva 14 años viviendo en España, y es de madre española, puedo afirmar que en este caso es verdad. Es una razón importante por la cual he elegido vivir aquí; muchas veces me pregunto quiénes, a fin de cuentas, tienen una visión más acertada del sentido de nuestras breves vidas, ¿los nativos de Düsseldorf o los de Sevilla?
Pero el equilibrio entre la juerga y el esfuerzo no está tan distorsionado como los mojigatos adeptos de la ética protestante del trabajo quisieran creer. Administrar la industria española del placer no es ninguna broma. Los hoteles españoles, de una estrella a cinco, son probablemente los más eficientes y más atractivos del mundo. Los bares y restaurantes españoles ofrecen una combinación extraordinaria de variedad y calidad. Y si uno quiere ver trabajo del más alto rigor y meticulosidad, que vaya a uno de los restaurantes españoles de primer nivel, a uno de esos que han redefinido la gastronomía global en el siglo XXI. No se encontrará más precisión, disciplina y trabajo de equipo mejor cronometrado en Rolex, Siemens o BMW.
Bien. Los españoles son expertos en vacaciones, para darlas y para tomarlas. Pero como The Financial Times observó hace poco, las exportaciones españolas han subido de manera significativa desde 2009 y el país tiene muchas más multinacionales con presencia importante en el mundo -unas 20- que Italia. William Chislett, inglés y posiblemente el extranjero residente en España que mejor conoce la economía del país, escribió en ese mismo diario el mes pasado que "la caída en desgracia de España ha sido exagerada; la imagen no es acorde con la realidad".
La percepción incondicionalmente negativa de España no toma en cuenta, por ejemplo, que empresas españolas están en la vanguardia de la industria de la energía renovable, tanto en la eólica como en la solar. Inditex, dueña de la marca Zara, es la empresa distribuidora de ropa de moda más grande del mundo. Abrió 483 tiendas nuevas el año pasado y basa su éxito en un capital humano brillante y una operación logística muy compleja, ágil, veloz y eficaz que abarca todos los continentes.
El éxito español en el extranjero no se limita a las grandes empresas. Es notable la cantidad de jóvenes que se van en busca de fortuna, o al menos de trabajos decentes, a lugares altamente competitivos como Londres, y triunfan. Lo que esto nos dice es que, en contra del prejuicio que hay en países como Alemania sobre la supuesta holgazanería española, los individuos están dispuestos a trabajar duro.
Quizás el problema en España es que la cultura del trabajo no está diseñada para ofrecer suficientes incentivos. Salvo en ciertas empresas, el trabajo bien hecho no siempre encuentra su merecida recompensa. Se premia menos con dinero, que con mayor responsabilidad; cunde demasiado el amiguismo (éste es otro tema, lo reconozco, pero merecería un serio estudio.) Datos recientes que demuestran un alto crecimiento en el número de pequeñas empresas creadas a lo largo del último año indican, sin embargo, que se empieza a detectar un cambio importante de mentalidad.
En todo caso, si los países prósperos del norte de Europa se muestran dispuestos a brindar a España el apoyo financiero necesario para sobrevivir a la tormenta, hay razones para pensar que, una vez que comience a aliviarse el inevitable dolor que habrá que sufrir en los siguientes tres o cuatro años, la economía estará no sólo en condiciones de volver a crecer sino de dar a los españoles la oportunidad de comprar, una vez más, cantidades masivas de coches y neveras alemanas.
Para los que sigan dudando, échenle un vistazo a la victoriosa selección española de fútbol. Festejada por muchos como la mejor selección de todos los tiempos, campeones de Europa y del mundo, no ha logrado el éxito a base de improvisación o destellos de inspiración festiva. Sus jugadores son un ejemplo para toda España, y la señal más clara de que -crisis o no crisis- el país sí puede. Han logrado lo que han logrado trabajando duro día a día a lo largo de muchos años, con disciplina, sacrificio y una inteligencia superior a la de los jugadores de Inglaterra, Holanda, Francia y Alemania. Díganselo a la señora Merkel, por si aún no lo entiende: el fútbol sinfónico que despliega España no representa ninguna aberración cultural; es fruto del mismo empeño y talento del que nace la hermosa música de la Orquesta Filarmónica de Berlín.

Por John Carlin para © El País

martes, 10 de julio de 2012

La lección del agua


La lección del agua

(*Budhi, palabra sanscrita que puede traducirse como Mente o Alma universal, o bien como Sabiduría o Conocimiento Directo, que no precisa de la razón).

Nacimos programados para intercambiar impresiones, afecto y entrelazarnos con los demás y el afecto nos permite establecer, mantener, mejorar y fortalecer los vínculos con las personas.

Sin vida afectiva rica y de calidad, el desarrollo y progreso en el sendero del Buda se estanca, se detiene, se suspende.

La actitud de enroscarse, atrae complicaciones, dificultades, barreras innecesarias y muros que bloquen la comunicación de aquí para allá, y de allá para acá.

Las evidencias muestran que las personas que se enroscan se imponen un alejamiento nocivo que les impide utilizar el lenguaje fluido del afecto.

Damos afecto y recibimos afecto, esta es una comunicación que reconforta, enriquece, estimula, relaja y nutre.

Cuando como consecuencia de los oscurecimientos mentales, nos replegamos, aislamos, enconchamos o enroscamos, deterioramos nuestra vida afectiva, el dar y recibir afecto, y esto se irradia produciendo trastornos mentales, daños en la salud física, emocional, mental y el ambiente o atmósfera indispensable para tener relaciones armoniosas se cortocircuita.

El origen de muchas enfermedades nos es desconocido, mas al preocuparnos por la salud del alma descubrimos que nos volvemos individuos sanos.

La vida afectiva es fundamento para el desarrollo de budhi*. Budhi es conciencia acompañada de emoción superior.

Aprender a querer a los demás es querernos a nosotros mismos.

El carácter afectivo presente en la comunicación con nuestros semejantes, refleja el nivel de desarrollo de budhi, nuestra conciencia espiritual.

Las relaciones interpersonales son básicas, todos necesitamos socializar y la actitud afectuosa direcciona saludablemente y sanamente la interacción con todos los seres humanos que sufrimos y aprendemos la lección en este crisol de aprendizajes llamado planeta tierra.

La ausencia de afecto nos marchita, debilita, restringe, enferma. Si nuestra conducta no es afectuosa maltratamos, lastimamos, dañamos y hacemos sufrir a los demás.

Las personas hurañas son personas enfermas; algún hecho en su pasado, impresionó su psiquis y ahora sufren un bloqueo afectivo, que conmociona y recoge, enclaustra y limita su actividad emocional convirtiéndolos en sufridos solitarios.

El sagrado sendero de Buda es el camino del despertar y desarrollo de las virtudes y una virtud que no esta impregnada de afecto es como una plantita en un inmenso desierto que intenta florecer en el centro de ese medio áspero, rudo, insensible, difícil, complicado, carente del vínculo afectivo representado por el agua. 

Graciela E. Prepelitchi

Gabriel José García Márquez

Gabriel José García Márquez   Aracataca ,   Magdalena ,   Colombia ;   6 de marzo   de   1927 Ciudad de México ,   México ;   17 de abril   ...