miércoles, 30 de enero de 2013

“DEBEMOS REDEFINIR EL BIENESTAR”



“DEBEMOS REDEFINIR EL BIENESTAR”

Cómo vivir mejor: llega una 'nueva felicidad' más realista

En un contexto como el actual, en el que las depresiones y los cuadros de ansiedad se disparan, la búsqueda de la felicidad parece una quimera, a la par que una necesidad de primer orden para volver a disfrutar de la vida. No es casualidad que los libros de autoayuda proliferen en las estanterías de las librerías. Sin embargo, en 2000 años de filosofía sobre la felicidad todavía no se ha encontrado la receta definitiva. Vivimos tiempos de cambios, y los esquemas sobre los que se construían los proyectos vitales ya no nos sirven. La nueva máxima es “vivir mejor con menos”, tal y como el economista Robert Skidelsky sintetizaba a El Confidencial, a propósito de su último ensayo ¿Cuánto es suficiente? Qué se necesita para una ‘buena vida’ (Crítica).
El filósofo galo Vincent Cespedes, autor de Estudio mágico de la felicidad, explica en este ensayo que el bienestar personal tiene muchas caras, casi tantas como individuos, por lo que “no existen estrategias únicas, como nos quieren hacer creer desde la ‘industria de la felicidad’”. Eso sí, apunta a la bondad, el respeto al otro y el reconocimiento social como los indicadores compartidos por las personas felices. En definitiva, ser feliz “no es solo una cuestión de voluntad y de capacidad para aplicar una serie de estrategias”, sino que tiene que ver con la adaptación al convulso mundo que nos ha tocado vivir, y con la aceptación de nosotros mismos y de nuestro papel en la sociedad, para así poder disfrutar del día a día.

Saber conformarse

Como expresó recientemente el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, debemos redefinir los criterios del desarrollo económico, pero también los del crecimiento personal (para tener salud emocional). Los principios individualistas del Homo Economicus, que Daniel Cohen ha revisado desde una perspectiva crítica, deberían ser desplazados por los del ‘bien común’, según la propuesta de este economista. Ser feliz tiene que ver con la adaptación a los cambios socioeconómicos que nos están tocando vivir
La mayoría de los filósofos contemporáneos que han tratado este asunto reconocen que es necesario incluir nuevas acepciones en la definición de la felicidad para reajustarla a la posmodernidad. Ganar más dinero, encontrar el amor ideal o tener el trabajo perfecto son máximas cada vez más inalcanzables para el grueso de la sociedad que nos impiden conquistar el bienestar. Unos objetivos que “provocan un perjudicial combate con nosotros mismos y nos hacen vivir temerosos del futuro”, según suele apuntar el suizo Alexandre Jollien en sus multitudinarias conferencias.

Aprender a renunciar

Las expectativas vitales deben estar a nuestro alcance, según concluyen los teóricos de la ‘nueva felicidad’, y por ello animan a no intentar alcanzar la “utópica” felicidad plena, sino a “vivir sin ser infelices”. Una vuelta de tuerca, dicen, “más realista”. En este sentido, aprender a renunciar y a reajustar las expectativas, atendiendo tanto a nuestras limitaciones personales como a las impuestas por el entorno socioeconómico, son dos principios fundamentales a tener en cuenta para comenzar a ser menos infelices. Tenemos que ser capaces de reajustar nuestras expectativas.
Las nuevas teorías de la ‘felicidad contemporánea’ sientan sus bases en la filosofía oriental, aunque mezclando mística y ciencia. Lo más esencial, dicen, reside en ser abiertos de espíritu. De hecho, la meditación y todas aquellas actividades dirigidas a la concentración y a la búsqueda de la conciencia plena (mindfulness según el concepto original en inglés), como puede ser el yoga, son muy recurrentes en el discurso de todos estos intelectuales.

Disfrutar el momento

Si en las últimas décadas los ejercicios de meditación han experimentado un fuerte impulso en Occidente, también lo han hecho confundiendo algunos de sus principios. En muchas ocasiones estas técnicas se utilizan para alimentar el ego más que para hacerlo desaparecer o simplemente para relajarse en lugar de para alcanzar un estado ascético que nos permita estar por encima de los problemas del día a día. “El arte de disfrutar el momento” se basa en la capacidad para sortear los golpes de la vida aceptándolos como una consecuencia inevitable de nuestra existencia.

Buscar la felicidad en los demás

Diversos estudios han coincidido en señalar que el dinero no da la felicidad. La acumulación de la riqueza experimentada en Occidente en las últimas décadas ha ido paralela a un descenso del grado de felicidad de las personas. El consumismo parece estar sumiendo a la civilización en un círculo vicioso en lo que a bienestar se refiere. Los bienes materiales ofrecen una satisfacción vana y efímera que nos aleja de la felicidad plena porque siempre se querrá más y más.
Para el economista Daniel Cohen, la búsqueda de la riqueza colectiva y no de la individual es la que realmente nos reporta una satisfacción plena. Cohen valora más el trabajo en equipo que la competitividad entre los individuos, así como el sentido de pertenencia a una comunidad. Una red social asentada más allá de la familia y los amigos.

Diario el Confidencial

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/01/29/como-vivir-mejor-llega-una-nueva-felicidad-mas-realista-113758/
 

lunes, 21 de enero de 2013

Conversación en la taberna



Radigrafía de la realidad española en estos tiempos que corren...cualquier similitud con la realidad de aquí, de allí y de más allá es pura coincidencia...
 
Conversación en la taberna

-¿Qué vas a tomar?

-Una Alhambra especial

-Por favor, dos Alhambras especiales

-Oye, ¡cuánto tiempo sin vernos!

-Sí, ya era hora que echáramos unas cervezas y charláramos.

-¿Cómo te va?

-No me puedo quejar. Sigo aún con el taller en el pueblo. ¿Y tú?

-Bueno, pasé por el tribunal médico y me dieron la invalidez gracias a
Juan Sola, el abogado del pueblo, pero sigo atendiendo el negocio con
mi mujer aquí en la capital.

-Has hecho bien porque está muy jodida la situación. Yo tenía a tres
trabajadores contratados en el taller, pero hablé con ellos y llegamos
a un acuerdo de despido, pero siguen trabajando.

-¿Están despedidos y siguen trabajando?

-Sí. Nos viene bien a todos: yo me ahorro los seguros sociales, que
son altísimos y ellos cobran el paro y el sueldo, pero claro les pago
menos que cuando tenían contrato. Todos contentos: Ellos ganan más y
yo también.

-¿Y si te enganchan?

-¿Quién va a pasar por el pueblo? Además, los tres talleres del pueblo
hacemos lo mismo y no nos vamos a denunciar unos a otros porque nos
perjudicaríamos.

-Ah vale. A nosotros, en el negocio, un día nos visitó un inspector
de trabajo y, por suerte, yo me encontraba en la puerta del local,
fumando un cigarrillo.

-¿Pero estaría tu mujer?

-No, que va, el negocio lo llevo en realidad lo llevo yo, pero les
dije que lo regentaba mi mujer, que es la que aparece en los papeles,
y que yo estaba allí ocasionalmente porque ella había salido un minuto
a un asunto urgente. Suerte que al 'panchito' que tengo allí sin
contrato estaba ese día en el médico.

-¿Y se lo tragó?

-Al parecer sí. De hecho se fue y no ha vuelto más. Pero sí, me
acojoné un poco ya que si el inspector no se traga aquello nos multa y
a lo mejor hubiera perdido yo la paga. Al menos eso me dijo Juan Sola.

-La verdad, es que estos inspectores son unos crédulos o a lo mejor es
que están desmotivados porque ganan menos. Total, para lo que hacen,
mucho ganan aún. Hablando de inspecciones, mi hija pequeña estuvo a
punto de perder la beca porque alguien fue por ahí contando que el
taller no estaba declarado y nos daba muchos ingresos y tal. Desde ese
día le he prohibido que vaya con su BMV A3 y su iPhone 5 a clase.

-¿Y qué pasó?

-No nada, no se pudo demostrar lo que decía el cabrón anónimo ya que
lo tengo bien atado. La niña sigue cobrando todos los años la beca
máxima, unos 5000 euros, que son para ella solita.

(Irrumpe un tono de teléfono móvil: ¡¡Por mi hija maaaaato!!)

-Tío, que me he llevado un repullo con ese tono de la tipa esa de la
tele ¿cómo se llama...?

-Sí, la Esteban, esa sí que es lista, jeje, perdona, que es un
proveedor. ¡Oye, que significa esa factura con IVA del otro día!
¿Cómo? Nada de eso. Me la emites de nuevo sin IVA o no cobras...sí,
hasta las seis estoy allí. Hasta luego.

-¿Te quieren meter el IVA?

-Sí, se lo he dicho al tío de las pizzas mil veces  y sigue dale que
te pego con el IVA de los....,y para colmo ahora que lo han subido los
chorizos estos del Gobierno.

-Sí, vaya mierda de país, con tantos impuestos.

-Por cierto, sabes que me he comprado un Audi.

-¿Sí ¿Cuál?

-El Q7

-Joder ¡el que llevan los futbolistas!, que pedazo máquina...te habrá
costado un pastón.

-Sí, es caro, pero me he ahorrado una pasta. Si quieres te digo cómo.

-Dime, dime...

-¿Tienes a algún minusválido en tu familia o  a alguien de confianza que lo sea?

-Pues no sé, tendría que verlo...

-Yo lo he puesto a nombre de mi padre que, como sabes, tiene una gran
minusvalía. Me he ahorrado el Impuesto de Matriculación, me han hecho
una rebaja en el concesionario, no pagaré jamás el Impuesto de
Vehículos al Ayuntamiento y, para colmo, aparcaré donde me salga de
los güevos, en cualquier plaza de aparcamiento reservada para
minusválidos ¿Por qué te crees que hay tanto coche de gran cilindrada
con el cartel de minusválido en las calles?

-Estás en todo, macho, pero ¿se tragarán que tu padre conducirá eso
con 80 años siendo  minusválido?

-Éstos del Ayuntamiento se lo tragan todo. Por cierto, hablando del
Ayuntamiento ¿te has enterado lo del alcalde del pueblo? ¡Qué cabrón!
¡Qué bien amañado lo tenía todo! ¡Qué poca ética! A mí me extrañaba
que la recogida de basura siempre la ganara la misma empresa.

-Sí, ¡qué cantidad de corruptos nos gobiernan! Y para colmo hay que
sostenerlos a todos. ¿Y el asunto de ese que era presidente de la
Junta, dándole un pastón a la empresa de la hija?, por no hablar de
las comisiones del niño...que maná de corruptos, ¡vaya mierda de país!

-Ni que lo digas, vaya país de sinvergüenzas y corruptos nos
gobiernan. No hay que votar a ninguno, que son todos iguales. Van a lo
que van.

-Oye, quieres otra cerveza.

-Sí, si, vale. Pero disculpa un segundo, que voy a asomarme a ver el
coche, que está en segunda fila.


¿Tenemos los políticos y gobernantes que nos merecemos? La pregunta queda hecha.

Anónimo

jueves, 17 de enero de 2013

¿Qué nos esta pasando?



 
"Construimos casas cada vez más grandes…
y familias más pequeñas.

Gastamos más… pero tenemos menos.

Compramos más… pero lo disfrutamos menos.

Habitamos en edificios más altos…
con vidas poco profundas.

Vamos por autopistas más amplias…
pero con mentes cada vez más estrechas.


Tenemos más comodidades…
pero vivimos más incómodos.

Tenemos más conocimiento…
y menos sensatez.

Más expertos… y menos soluciones.

Más medicinas … y menos salud.


Son tiempos de comida rápida…
y de digestión lenta.

De casas fantásticas … con hogares rotos.

De enojarnos enseguida…
pero perdonar lentamente.

De salir muy temprano…
y llegar siempre tarde.

Levantamos las banderas de la igualdad,
pero sostenemos los prejuicios.

Tenemos la agenda llena de teléfonos de amigos
a los que nunca llamamos…

Y los estantes de nuestra biblioteca repletos de libros,
que jamás leeremos…

Nos ganamos la vida,
pero no sabemos cómo vivirla.

Poseemos cada vez más cosas,
y desperdiciamos casi todas."

Rimpoché

martes, 8 de enero de 2013

LA FABRICA DE SUEÑOS

¡¡¡Feliz año nuevo gente linda, aquí estamos, caminando este 2013 nuevito!!!
Y para empezar bien, desatemos la imaginación y dejemos que vuele con este cuento que les dejo más abajo. Que lo disfruten.



LA FABRICA DE SUEÑOS
Hace muchos, muchos años, existió un hombre muy bueno que soñaba con cumplir sueños ajenos. Desde pequeño, los sueños habían sido muy importantes para él. A medida que fue creciendo, se dio cuenta que a muchas personas les era dificultoso hacer realidad lo que soñaban y, lo que era peor, a muchos otros, les era imposible soñar.
Y entonces, soñó la manera de ayudar a la gente a concretar sus sueños, y como lo soñó con todo el corazón, lo hizo realidad. Con todos sus ahorros, construyó así la primera (y única) “Fábrica de sueños”.

Muchos dijeron que estaba loco, otros tanto no y lo ayudaron a cumplir su meta.
Trabajaron muy duro y construyeron un edificio con muchas oficinas. La fábrica tenía diferentes dependencias: “Sueños de grandeza”, “Sueños de gloria”, “Sueños sencillos”, “Sueños de amor” y en el último piso y atendida por su dueño, estaba la oficina de los “Sueños Imposibles”.
A esta última costaba un poco llegar, pero se llegaba siempre porque para Mario, su dueño, no había ningún sueño que no se pudiera hacer realidad. Luego de mucho trabajo, muchas críticas y algunos elogios, la fábrica se inauguró. Como de sueños se trataba y de esos que se sueñan despiertos, cada persona que entraba veía a la fábrica de diferente manera.
A quienes tenían sueños de grandeza, la fábrica les parecía el edificio más imponente que hubiesen visto jamás. Por el contrario, los que soñaban una vida simple, veían en ella sólo una simple construcción, cálida y agradable. Dicen que quienes soñaban con ser artistas, podían escuchar, al entrar, música que nadie tocaba y aplausos que nadie brindaba.
Los que soñaban con un gran amor, aseguraban haber sido atendidos por un angelito que los guiaba con una flecha a su destino tan ansiado. Y como siempre se dijo que “soñar no cuesta nada”, Mario jamás cobró por sus servicios.

La fábrica trabajaba día y noche buscando amores correspondidos, teatros a sala llena con público que aplaudiera de pie, o logrando –simplemente- un helado de siete sabores. Pero, sin dudas, su mayor esfuerzo era enseñarles a las personas que para los sueños, también hay que trabajar y luchar.

Esta era la parte más difícil del trabajo de Mario. La gente llegaba a su fábrica creyendo que, con sólo expresar en voz alta su deseo, el mismo ya podría ser cumplido.
- A un sueño, hay que ayudarlo – Decía siempre Mario- hay que trabajar para lograr lo que uno desea y a veces, mucho -Agregaba a sus sorprendidos clientes.
Muchos no lo entendían y se retiraban de la fábrica enojados y desilusionados. Por el contrario, quienes sí entendían de qué se trataba, trabajaban duramente por lograr su cometido.
Y así era que podía verse en cada oficina, personas estudiando mucho, entrenando, ensayando, reflexionando sobre sus defectos para poder hacer felices a otros. Magos que aprendían trucos sin trucos, payasos que ensayaban rutinas insólitas por lograr la risa más sonora que se hubiese escuchado jamás.

También había cocineros probando sabores nuevos, recetas locas, combinaciones exóticas, todo por lograr el plato ideal, la comida más rica jamás preparada. Había muchos escritores que borraban, volvían a escribir, hacían bollitos de papel y todo en busca de su tan ansiado libro y otros, que soñaban con salvar el planeta que iban recolectando y reciclando todos los residuos que la fábrica generaba.

Fueron tiempos felices, donde la mayoría de la gente empezó a entender que un sueño no sólo se sueña, se construye, se defiende, se sostiene y luego se logra.
Dicen, quienes recuerdan aquellos tiempos, que mientras la fábrica estuvo abierta hubo menos robos y los noticieros daban más noticias buenas que de las otras. También aseguran que la gente enfermaba menos y entonces, médicos y enfermeras usaban el tiempo libre que tenían en concretar sus propios sueños.

Los ahorros de Mario se iban acabando, mucho había invertido y nada ganaba, sin embargo él no pensaba en eso y seguía adelante.

- Deberíamos empezar a cobrar ¿no le parece Mario? –Preguntaba, Tomás fiel colaborador.
- De ninguna manera ¡Cobrar por ayudar a cumplir un sueño! ¡Ni soñando!
- Las reservas se acaban, yo sé lo que le digo –Insistió el joven.

Sin embargo, Mario hizo oídos sordos a lo que decía su colaborador. Era consciente que ya casi no había dinero para sostener la fábrica en marcha, pero su deseo de seguir ayudando pudo más.
Tomás trataba de ajustar lo más que podía el presupuesto, pero sabía que tarde o temprano, en realidad, más temprano que tarde, el dinero se acabaría por completo.

- ¿Has visto Tomás? Esa joven ha encontrado el amor- Comentó entusiasmado, un día Mario.
- No queda plata en el banco –Dijo el joven.
- A propósito, se ha recibido de doctor Don Julio, a los setenta años.
- Me alegra señor –respondió el joven.
- Pues sonríe entonces ¿dónde está tu alegría?
- No hay dinero señor, no lo hay ¿cómo podremos seguir?

Mario no respondió. No toleraba la idea de perder la fábrica. Y llegó el día tan temido. La fábrica cerró sus puertas.

Mario no fue el único que sufrió la pérdida, pero si fue el que más lo hizo. Sentado en lo puerta del gran edificio ya vacío, pensaba en que no había hecho las cosas bien y se culpaba por no haber escuchado a Tomás.
Comenzó a invadirlo una gran sensación de fracaso. Al día siguiente de cerrar la fábrica, Tomás volvió a ella, sabiendo que encontraría a Mario, como siempre, como todos los días.
Se sentó a su lado, en el umbral de la puerta. Mario no apartaba la mirada del suelo.

- He fracasado – Dijo Mario sin mirar al joven.
- Ya lo veremos – Respondió Tomás.

Mario no entendió las palabras de su amigo, pero no tardaría en hacerlo.
Con el tiempo comenzó a darse cuenta que la mayoría de las personas habían aprendido que soñar era mucho más que desear algo. Vio que el fruto de su esfuerzo se reflejaba en niños sanos, amores correspondidos, aplausos sentidos y gente feliz.

Se dio cuenta que, a pesar de que la fábrica hubiese tenido que cerrar sus puertas, la gente no sólo no había dejado de soñar, sino que trabajaba con ahínco por lograr sus metas.
No había sido en vano, no había soñado un sueño imposible. Había abierto en cada persona una puerta que ya no podría volver a cerrarse.

Y entonces fue feliz, aún más de lo que había sido siempre.

Liana Castello

¡¡¡QUIERO, ME ANIMO, ME ATREVO Y TRIUNFO !!!
 

Gabriel José García Márquez

Gabriel José García Márquez   Aracataca ,   Magdalena ,   Colombia ;   6 de marzo   de   1927 Ciudad de México ,   México ;   17 de abril   ...