miércoles, 27 de febrero de 2013

Un granito de arena

Un granito de arena



Movilización del 23F, momento interesante en la vida de mucha gente, no solo en Madrid, en muchas ciudades más. Momento en el cual pudieron aportar su granito de arena para formar la playa en la cual disfrutar de la vida. Y así fue, y me gustó mucho participar, porque me sentí arropado por la cantidad de ideas que desfilaron danzando aquel día por las calles de Madrid.

Esas ideas corporizadas en gente de a pie, humilde, sencilla, de todos los colores, viniendo desde todos lados, disfrazados, con caretas, con carteles escritos a mano, con pancartas multiplicadas por fotocopiadoras, con banderas, con canticos aprendidos, imagino, en grupo días antes o inclusive ahí mismo, repartiendo las letras de esa canción de protesta representativa, subidos en las farolas intentando colgar sus carteles, banderas inmensas proclamando de que agrupación o de que sitio vienen, dejando claro el motivo o los motivos. Porque la verdad había una pila de motivos y todos estuvieron representados de forma colorida por los granitos de arena.

Los motivos son una lista larga, y para ejemplo aquí van unos cuantos, básicamente representados por un inmenso NO acompañado de una tijera:
No a la actual situación, No clerical basta de subvención a la iglesia, No a la corrupción política, No al Senado por obsoleto, No a Rajoy y su política de recortes, No a los desalojos y desahucios, No a la privatización de la Sanidad, No a la privatización de la escuela pública…y la lista sigue…

Visto lo visto, nos encontramos con un panorama desolador y si sacamos la cabeza del caparazón, no queda otra que participar, hacer algo, ponerse en movimiento, ver de qué manera podemos generar un cambio. Está claro que no será fácil y que muchos movimientos más serán necesarios para cambiar a esta sociedad estacionada en este paradigma capitalista. 

Como les decía al principio, si bien por un momento me sentí triste al ver tanta gente desconforme con tan pocas probabilidades de éxito; al rato empecé a mirar con un poco más de detenimiento, a tomar distancia para ver con perspectiva. Ahí vi lo que realmente se está gestando y sonreí frente al futuro prometedor, de ver cada pocos metros organizaciones de todas las ideologías, desde todos los lugares, agrupados con un objetivo claro, con mensajes detallados, juntando firmas, con sus carteles y sus banderas, distribuyendo a quién lo quiera leer su mensaje, su objetivo, y prácticamente todos en una misma dirección, hacia un cambio de sociedad, con el foco puesto en la gente, en sus problemas y las formas de resolverlos.

Y al mirar con perspectiva, me di cuenta que, allí donde mires, te encontraras con escenarios similares, con gente moviéndose, buscando un cambio, generando un cambio, aportando su trabajo, sus ganas, sus creatividad, creando espacios de dialogo, ayudando a levantar un espacio público para la reunión y la expresión, edificando una nueva sociedad.

Ahora, terminada la movilización, viendo el resultado, mirando las fotos y reflexionando sobre la jornada, me queda la clara intención de volver a la próxima, buscar de qué manera engrandecer mi granito de arena y ponerme en movimiento, que como decía  Carlitos Balá, “Si el movimiento se demuestra andando,…pues andemos”.

Daniel Gómez Debenedetti

lunes, 18 de febrero de 2013

Amor



Los otros días recibo esta reflexión enviada por una buena amiga y me sorprendió encontrarme con un párrafo de un libro que estoy leyendo ahora mismo y que también, cuando lo leí, me generó un momento de reflexión. Porque nunca había visto la diferencia entre el verbo y la acción de ese verbo...y sí que hay una diferencia importante...

Amor

“En un seminario en el que yo hablaba sobre el concepto de proactividad, un hombre dijo: "Stephen, me gusta lo que dice. Pero las cosas son diferentes en la realidad. Por ejemplo, estoy realmente preocupado por mi matrimonio . A mi esposa y a mí ya no nos unen los viejos sentimientos. Supongo que ya no la amo, y que ella ya no me ama a mí ¿Qué puedo hacer?".
-¿Ya no sienten nada el uno por el otro?-pregunté.
-Así es. Y tenemos tres hijos ¿Usted qué sugiere?
-Ámela -le contesté.
-Pero le digo que ese sentimiento ya no existe entre nosotros.
-Ámela.
-No entiende?. El amor ha desaparecido.
-Entonces ámela. Si el sentimiento ha desaparecido, ésa es una buena razón para amarla.
-Pero, ¿cómo amar cuando uno no ama?
-Amar, querido amigo, es un verbo. El amor, el sentimiento, es fruto del verbo amar, la acción. De modo que ámela. Sírvala! Sacrifíquese por ella! Escúchela! Comparta sus sentimientos! Apréciela! Apóyela! y verá como el sentimiento aparece.
¿Estaría dispuesto a hacerlo?”
Stephen Covey

Cuando leí estas palabras no pude menos que reflexionar acerca de los amores perdidos, en mi vida, en nombre del amor desaparecido.
Tan sólo se trataba de amar!!!
Una de las preguntas que siempre me hago es que es primero :¿la acción o el sentimiento?
Y aunque vivimos creyendo que el accionar necesita ser impulsado por un sentimiento , juzgo que también podemos crear un sentimiento a partir de nuestro accionar.
¡Cuántas cosas cambiarían en nuestras vidas si pudiéramos cambiar nuestra forma de pensar!

El pájaro no canta porque es feliz,
es feliz porque canta.

 
¿Acaso no estamos esperando amar primero, para luego comprender?
¿Acaso no creemos que es más importante que nos escuchen primero a nosotros ?
¿No buscamos desenfrenadamente algún sentimiento que nos pueda impulsar a la acción?
¿Cuál es el precio que pagamos cada día por postergar nuestro accionar conectándonos con nuestros pensamientos?

Sólo la acción genera resultados
Lo importante es no pensar mucho,
sino amar mucho.
Haz pues aquello que más te mueva a amar

 
Sostengo que mientras la acción genera resultados en el plano físico, los pensamientos generan resultados en el plano mental.
¿En qué plano estamos buscando resultados?
Quizás puedan ser importantes los "darse cuenta" internos pero si no podemos bajarlos en acciones ¿para qué nos sirven?
El Coaching es un proceso de preguntas que tiene como primer objetivo cambiar el punto de vista del otro.¿Pero para qué lo hacemos? ¿Simplemente para que el otro pueda tener otra mirada y darse cuenta que las cosas pueden ser de otra manera ?
Las preguntas que hacemos tienen como segundo objetivo que las personas puedan hacer cosas diferentes a partir de esos "darse cuenta" . Acciones que irremediablemente impactarán en su forma de Ser.

No sólo hacemos de acuerdo a como somos,
sino que también somos a partir de lo que hacemos
La acción genera Ser y
el Ser se transforma a partir de la acción.

 
Te pido que, por un momento que te enfoques en tus relaciones mas cercanas:
¿Qué conversaciones te separan de cada una de ellas?
¿Qué sentimientos estás esperando que aparezcan para acercarte nuevamente a ellas?
¿Qué emocionalidad te falta crear en tu vida, para que te predisponga simplemente a AMAR!!!!

Si juzgas a la gente no tienes tiempo de amarla.
MADRE TERESA

 
Ahora te pido que te enfoques en vos mismo. En la escala de 1 al 10 ¿qué puntuación te pondrías en:
tu autoestima
tu autovaloración
la confianza en vos mismo
el reconocimiento por lo que hacés

¿De qué te diste cuenta completando este ejercicio?
Sostengo que en lugar de esperar que un "milagro" las suba. Vos podés subir tu puntuación en cualquiera de estos ítems aumentando las acciones que te lleven a AMARTE MAS A TI MISMO!!

Amarse a sí mismo es el comienzo
de un romance eterno.
OSCAR WILDE
Deseo que pases un hermoso Día de los Enamorados y si no tienes uno sé tú mismo, tu Valentín.
Te mando un beso de todo corazón y me despido de ti hasta la próxima semana con una sonrisa.


PATRICIA HASHUEL 

jueves, 14 de febrero de 2013

Por qué no deberíamos trabajar más de seis horas



Por qué no deberíamos trabajar más de seis horas

Aquellos de nosotros que acaso podemos considerarnos afortunados de tener acceso a un empleo dentro del contexto salvajemente competitivo, opresivo y desigual que nos impone el mercado, inmersos como estamos en medio de la vorágine social, los medios de comunicación alienantes y las urgencias de cada día, podemos olvidarnos con facilidad de nuestro lugar en la sociedad, no sólo como empleados y consumidores, sino como actores sociales productores de cambio y de progreso individual y colectivo, como auténticos co-creadores de nuestra realidad actual.
Parece que vivimos en una sociedad en donde impera el individualismo, la mezquindad, e incluso más gravemente, la adherencia pasiva, ingenua o inconsciente de la mayoría de los sujetos a la reproducción de una estructura social que, suponen, los excede, y que rara vez es evaluada de manera crítica. Una de los factores que contribuyen a esto es sin duda la absorción que implican las jornadas laborales actuales. Si se trabaja la mayor parte del día existe poco tiempo para pensar, poco tiempo para forjar un pensamiento crítico y para participar de manera transformadora y creativa en la construcción de nuestra sociedad. No parece haber tiempo más que para seguir alimentando este modo de funcionamiento del sistema. Pero este sistema está en crisis. No sólo a nivel económico, sino más profundamente, a nivel cultural. Y toda crisis demanda una transformación. Es momento de que todas las personas puedan enriquecer sus vidas y espíritus en vez de ser devoradas por la cotidianeidad del trabajo en donde las auténticas subjetividades están tan desvalorizadas.

En la mayoría de los países de Occidente se permite al empleador imponer jornadas laborales alienantes de no menos de 8 horas diarias o 48 horas semanales. ¿Puede una sociedad que aspire a una calidad de vida realmente saludable y plena de sus ciudadanos ser compatible con este contexto legal que suprime el derecho de todo ser humano pleno a volcar su actividad no solo en su vida laboral, sino también en su participación democrática y en su ámbito personal? Si con algo es coherente este actual contexto legal es con un modelo económico que contempla al ser humano como un mero engranaje de un sistema productivo, cuyo tiempo debe estar subordinado casi exclusivamente al trabajo y el consumo, beneficiando a quienes se encuentran en la pirámide del mercado.

Como señala el filosofo contemporáneo Antonio Fornés “Actualmente trabajamos más horas que un esclavo romano, pero creemos que vivimos en una sociedad superlibre… No tenemos tiempo de ver a los amigos, de reflexionar en voz alta con ellos, ni de estar con nuestros hijos, estar de verdad. Hay que madrugar, no tenemos tiempo de hacer el amor con la persona que hemos elegido: la pasión se marchita. Lunes, martes, miércoles, jueves…. La rutina engulle nuestra vida a cambio de algún capricho, otro jersey negro que luciremos en la oficina, un mes de vacaciones, un coche nuevo para el atasco del domingo. Siento amargarte el desayuno, pero ¿eso es vivir?…  ¿Abdicar de la vida para que tus hijos abdiquen el día de mañana de la suya? Mi gato vive mejor.”  
Pero una cultura que ponga el valor de la vida por encima de los valores del mercado y la realización colectiva por encima de la competencia, debe contemplar al ser humano no sólo como trabajador y consumidor, sino también como individuo civil, como persona afectiva y como sujeto de realización personal e integración cultural, equilibrando su tiempo en tres instancias sociales imprescindibles: la personal, la civil y la productiva.
Como la historia ha demostrado, cada conquista de nuevos derechos laborales nos ha alejado poco a poco de los tiempos de la esclavitud declarada y ha dado lugar a sociedades relativamente menos injustas. Por ello, uno de los principales espacios sociales en donde pueden reflejarse y concretizarse los valores de una nueva cultura es el del derecho laboral. Debemos concientizarnos de la necesidad de reivindicar y defender nuestro derecho a la libertad humana frente a la jornada laboral, como una de las formas más claras de esclavización cotidiana. Reducir la jornada laboral de 8 a 6 horas diarias (o 30 horas semanales) sin aplicar reducción salarial, es una propuesta realista y concretable que significaría un progreso social y cultural de no menores proporciones, repercutiendo en la calidad de vida de todo el pueblo. Es claro que esta propuesta, en principio, no reduciría la injusta distribución del ingreso imperante en nuestra sociedad capitalista (que debería constituir una preocupación paralela), pero sí sería un modo concreto de apropiarse a gran escala de la riqueza productiva –hablamos de reducir la jornada sin aplicar reducciones salariales-, ya que se traduciría en un incremento del valor hora para todos los trabajadores. 

En algunos países de Latinoamérica como Venezuela, Uruguay y Argentina, afortunadamente, se han comenzado a debatir proyectos de ley que podría hacer realizable esta idea:
El senador argentino Osvaldo López, autor de un proyecto de ley que defiende la reducción de la jornada laboral a 6 horas como un derecho que debe ser garantizado independientemente de las condiciones salariales, plantea que: “Esto se puede lograr sin aplicar reducción salarial, manteniéndose los niveles vigentes a través del incremento proporcional del valor hora. El derecho a una retribución justa es una conquista social que debe ser garantizada por separado, no pudiéndose negociar por la jornada de modo que alguien deba trabajar demasiadas horas o tener más de un empleo para que el salario le alcance.”
En su misma línea, Mario Woronowski, psicólogo y sociólogo argentino, e integrante del Foro de Políticas Públicas de Salud del Espacio Carta Abierta, considera que la reducción de la jornada responde a una necesidad social dentro de un contexto mundial que cataloga como “una crisis civilizatoria, y no solo del sistema financiero.”. Woronowski señaló que “para muchos sectores y personas, ideas como estas son utópicas”, y a su vez abogó por “no asustarse de las utopías, sino  asustarse de la falta de ellas”.
Por nuestra parte, hemos elaborado 9 fundamentos principales que consideramos que justifican esta necesaria y urgente transformación social:

1. REDUCCIÓN DEL DESEMPLEO:
La posibilidad de estructurar dos turnos laborales, permitiría la incorporación de mayor personal con el beneficio de reducir del desempleo. Como señaló el senador Osvaldo López, las leyes de reducción de la jornada laboral pueden funcionar como “una herramienta para crear mayor cantidad de puestos de trabajo con la liberación de horas por parte de quienes pueden estar hoy sobre ocupados”.

 2. VIDA FAMILIAR Y AFECTIVA:
La reducción de la jornada laboral a 6 horas favorecería la cohesión familiar, respetando el derecho del niño a crecer en un ambiente familiar con una mayor presencia de los padres en el hogar, y permitiendo a los padres participar activamente del crecimiento de sus hijos.
Y en términos más generales, la reducción de la jornada laboral nos permitiría a todos equilibrar nuestra vida laboral con la afectiva, los vínculos que hacen a nuestra vida verdaderamente significativa: pareja, familia, amigos.

 3. AVANCES TECNOLÓGICOS:
Con la utilización de nuevas tecnologías (automatización industrial, telefonía celular, digitalización, fax, Internet, e-mail, etc.) las tareas en la mayoría de los ámbitos laborales se han simplificado enormemente, significando una considerable reducción de tiempo y esfuerzo para realizar tareas antes más largas y más costosas. La reducción de la jornada laboral debería ser, a todas luces, uno de los resultados lógicos y evidentes del avance en el desarrollo tecnológico del ser humano. Sin embargo, esto no ha sido así. Volviendo a citar al filósofo español Antonio Fornés: “La Revolución Industrial prometió que las máquinas irían reemplazando a los hombres y, por consiguiente, no tendríamos que trabajar para vivir. Tres siglos después, las máquinas han sustituido a los hombres en prácticamente todos los trabajos manuales, pero, sin embargo, no sólo los hombres siguen trabajando como entonces sino que: ¡Las mujeres también han tenido que ponerse a trabajar! ¿No te parece curioso que se mantenga el mismo número de horas que en 1926? ¿Puedes creer que las increíbles máquinas y la bendita Ciencia no hayan liberado -¡ni si quiera un poquito!- en 100 años de esa esclavitud, que es el trabajo, al hombre? ¿Cómo puede ser que los bosquimanos trabajen la mitad que nosotros si viven en la prehistoria?”
Está claro que los avances de la tecnología hicieron que suba la productividad de un trabajador, ¿pero quién se quedó con la diferencia de este progreso? El empleador, por supuesto. El resultado fue concentración de la riqueza y desocupación. ¿Por qué no se reparte el beneficio obtenido por los avances de la tecnología? ¿Por qué en lugar de echar trabajadores y mantener la misma cantidad de horas, no se mantuvo la cantidad de trabajadores y se redujo la cantidad de horas?

 4. ESTUDIOS Y CAPACITACIÓN:
Todo aquel que trabaje 8 o más horas diarias y asuma el desafío de estudiar alguna carrera o curso se dará cuenta rápidamente que el tiempo no-laboral del que dispone para eso y para el resto de sus actividades vitales suele ser realmente insuficiente o incluso ridículo en relación a las exigencias académicas, forzándolo a abandonar sus estudios o a hacer sacrificios que no todos pueden asumir para poder continuar. En muchos casos, los horarios de estudio simplemente son incompatibles con la disponibilidad horaria laboral.
Por otro lado, de forma creciente las tareas laborales son de índole intelectual en contacto con nuevas y sofisticadas tecnologías. Esto trae aparejado una necesidad de mayor capacitación (cursos, seminarios, etc.) que normalmente se suman al horario laboral. La lógica competitiva del mercado laboral actual no permite detenerse siquiera a aquellos que ya cuentan con un título, ya que los tiempos actuales exigen títulos y especializaciones más allá del nivel universitario o terciario.
En definitiva, la tensión entre la necesidad de capacitación constante con riesgos de quedar desactualizado o fuera del sistema laboral, y a su vez la necesidad de un sustento económico (horas de trabajo quitadas a la capacitación), traen aparejado un sujeto subyugado a serios riesgos biológicos (enfermedades nerviosas, stress, etc.) de la vida actual. La reducción del horario laboral facilitaría la realización de una integración coherente entre formación y empleo.

 5. SALUD:
La reducción de tiempo laboral favorece la intensidad de trabajo, reduciendo espacios de ocio laboral que pueden generar una carga negativa en el ambiente: necesidad de mostrarse constantemente ocupado, stress de no tener actividades para realizar, tiempos muertos, etc.
Sumado a esto, trabajar 8 horas o más restringe enormemente el tiempo que un ciudadano puede dedicar a actividades necesarias para la salud física y psicológica: deportivas, de esparcimiento, meditación, etc.

 6. INCREMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD:
En el año 2007, el Euroíndice IESE-ADECCO (EIL), al  analizar el mercado laboral de siete países europeos, arrojó un resultado extraordinario: los países europeos con jornadas medias más cortas (Holanda, Alemania y Bélgica) presentaron mayor productividad por hora trabajada que el resto. Este estudio refutó la tradicional asociación de una jornada laboral más extensa con una mayor productividad, demostrando que “existe una relación negativa entre ambos conceptos y, al trabajar más horas, se tiende a disminuir el aprovechamiento que se hace de cada una de ellas”. Así, se destacó que “una mejora en la eficiencia (productividad) puede llevar a reducir la jornada de trabajo sin que se produzca una caída en la producción.”

7. RECURSOS ENERGÉTICOS E IMPACTO AMBIENTAL:
En los numerosos entornos laborales en donde no sea necesario incorporar dos turnos, la reducción laboral no solo intensificaría los momentos de trabajo, sino que maximizaría los recursos energéticos, disminuyendo significativamente el impacto ambiental.

8. HACINAMIENTO:
La posibilidad de emplear dos turnos, podría resolver núcleos de hacinamiento laboral físico, además de abrir a nuevas posibilidades de capacitación. Significaría, por otro lado, la posibilidad de un uso más inteligente y eficiente del transporte público y privado en las zonas en donde se concentra la mayor actividad, favoreciendo enormemente la desconcentración poblacional, evitando la saturación del flujo de transporte en micros, trenes, avenidas y autopistas en las llamadas “horas pico”, acelerando y simplificando la movilidad de los ciudadanos, y disminuyendo a la vez el impacto ambiental del transporte privado.

 9. INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO CREATIVO:
La investigación científica y académica, que podría significar una mejoría sustancial no solo a nivel laboral sino también de país, excepto en los excepcionales casos en que esté financiada, queda normalmente relegada por la absorción laboral.  Las actividades culturales artísticas y creativas en general quedan, por su parte, también restringidas por las limitaciones que impone el tiempo laboral. Podríamos preguntarnos, junto con el reconocido lingüista y analista político internacional Noam Chomsky: “¿Queremos tener una sociedad de individuos libres y creativos e independientes, capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos..? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PBI? No es necesariamente lo mismo.”
Por estas razones, creemos, que es necesario convertir este tema en una preocupación social y en una bandera colectiva, en un reclamo que todos debemos exigir a nuestros representantes políticos. Quizás ha llegado el momento de comenzar a pensar en una nueva cultura y orientarnos social y políticamente hacia ella. Una cultura en donde se ponga el derecho de todos a una vida plena por encima del derecho de unos pocos a la sistemática explotación laboral. Una cultura en donde se trabaje para vivir, y no se viva para trabajar.
La reducción de la jornada laboral a 6 horas sería una excelente forma de empezar.

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Gabriel José García Márquez

Gabriel José García Márquez   Aracataca ,   Magdalena ,   Colombia ;   6 de marzo   de   1927 Ciudad de México ,   México ;   17 de abril   ...