Época
de amor líquido
Leyendo
una nota de Sergio Sinay, me encuentro con un concepto nuevo, o al menos una
frase nueva para mí: Amor líquido. Tomo nota para buscar detalles después.
Me
encuentro con Zygmunt Bauman, un sociólogo polaco que nos habla de la
fragilidad de las relaciones humanas en estas últimas décadas, estas están
caracterizadas por la falta de solidez,
calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreas
y con menor compromiso. Si bien se centra entre las relaciones amorosas,
también lo hace extensiva en el amor al prójimo.
Después
de leer bastante sobre el tema, aunque aún no leí el libro, y teniendo en
cuenta los que están a favor, los que están en contra, los que creen que el
autor debería profundizar aún más, les dejaré unos fragmentos del libro y a
posteriori algunas notas relacionadas muy interesantes.
A mi
criterio, hay mucha verdad en sus palabras. La independencia económica de la
mujer es uno de los hitos sociales de los últimos tiempos, que abrió un sinfín
de posibilidades a las propias mujeres y a la sociedad en general. Una de las
cosas que modificó, a diferencia de sus antecesoras, que en su mayoría solo
aspiraban a un buen partido para casarse casi como mandato social, es buscar
algo diferente, ser ella misma, con la libertad y la independencia para poder
crear su propio destino. Me quedó grabado un comentario que dice “Antes la mujer amaba sólido y el
hombre líquido, y ahora también la mujer quiere amar líquido”.
Si a
esto le agregamos la virtualización de las relaciones, la falta de compromiso,
la sobrexposición a la información, el acceso a la tecnología de la
información, a la telefonía móvil y sus terminales con acceso a todo desde
cualquier sitio, en donde todo está conectado con todo, todo esto nos hace
relativizar el tiempo, dejando de lado el “para toda la vida” para algo más
presente, menos comprometido, más libre, menos expuesto, más seguro, menos
particular, más conexiones, más variedad, menos profundidad…quedándonos en la
superficie, inclusive con la posibilidad de, llegado el momento, apretar la
tecla “Delete/Suprimir”.
Daniel
Gómez Debenedetti
Aquí
algunos fragmentos de sus escritos:
“Vivir juntos – por ejemplo— adquiere el
atractivo del que carecen los vínculos de afinidad. Sus intenciones son
modestas, no se hacen promesas, y las declaraciones, cuando existen, no son
solemnes, ni están acompañadas por música de cuerda ni manos enlazadas. Casi
nunca hay una congregación como testigo y tampoco ningún plenipotenciario del
cielo para consagrar la unión. Uno pide menos, se conforma con menos y, por lo
tanto, hay una hipoteca menor para pagar, y el plazo del pago es menos
desalentador.”
“En una vida de continua emergencia, las
relaciones virtuales superan fácilmente lo real. Aunque es ante todo
el mundo offline el que impulsa a los jóvenes a estar constantemente
en movimiento, tales presiones serían inútiles sin la capacidad electrónica de
multiplicar los encuentros interpersonales, lo que les confiere un carácter
fugaz, desechable y superficial. Las relaciones virtuales están provistas de
las teclas suprimir y spam que protegen de las pesadas
consecuencias (sobre todo, la pérdida de tiempo) de la interacción en
profundidad.”
“La idea misma de "relación"
(...) sigue cargada de vagas amenazas y premoniciones sombrías: transmite
simultáneamente los placeres de la unión y los horrores del encierro. Quizás
por eso, más que transmitir su
experiencia y expectativas en términos de "relacionarse" y
"relaciones", la gente habla cada vez más de conexiones, de
"conectarse" y "estar conectado". En vez de hablar de
parejas, prefieren hablar de redes.”
“Tal como señaló Ralph Waldo Emerson, cuando uno patina sobre hielo fino, la salvación es la velocidad. Cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la cantidad. Si el "compromiso no tiene sentido" y las relaciones ya no son confiables y difícilmente duran, nos inclinamos a cambiar la pareja por las redes.”
“De todos los impulsos, inclinaciones y tendencias "naturales" del ser humano, el deseo sexual fue y sigue siendo el más irrefutable, obvia y unívocamente social. Se dirige hacia otro ser humano, exige la presencia de otro ser humano, y hace denodados esfuerzos para transformar esa presencia en una unión.”
“Los hijos son una de las compras más onerosas que un consumidor promedio puede permitirse en el transcurso de toda su vida. (...) en nuestros tiempos, tener hijos es una decisión, y no un accidente, circunstancia que suma ansiedad a la situación.”
“Todos hemos visto, oído, y aun escuchado a pesar nuestro, a pasajeros del tren que, a nuestro lado, hablan sin parar por sus teléfonos. (...) Uno diría que están contando los minutos que los separan de sus seres queridos y que no ven la hora de poder mantener esas conversaciones cara a cara. Pero quizás no haya pensado que muchas de esas charlas por celular que usted escuchó por azar no eran el prolegómeno de una conversación más sustancial a producirse al llegar, sino un sustituto de ella. Que esas charlas no preparaban el terreno para algo real, sino que eran lo real en sí... Que muchos de esos jóvenes anhelantes de informar a sus invisibles interlocutores acerca de su paradero, ni bien lleguen a sus hogares correrán a sus cuartos a cerrar la puerta con llave detrás de sí.”
“Tal como señaló Ralph Waldo Emerson, cuando uno patina sobre hielo fino, la salvación es la velocidad. Cuando la calidad no nos da sostén, tendemos a buscar remedio en la cantidad. Si el "compromiso no tiene sentido" y las relaciones ya no son confiables y difícilmente duran, nos inclinamos a cambiar la pareja por las redes.”
“De todos los impulsos, inclinaciones y tendencias "naturales" del ser humano, el deseo sexual fue y sigue siendo el más irrefutable, obvia y unívocamente social. Se dirige hacia otro ser humano, exige la presencia de otro ser humano, y hace denodados esfuerzos para transformar esa presencia en una unión.”
“Los hijos son una de las compras más onerosas que un consumidor promedio puede permitirse en el transcurso de toda su vida. (...) en nuestros tiempos, tener hijos es una decisión, y no un accidente, circunstancia que suma ansiedad a la situación.”
“Todos hemos visto, oído, y aun escuchado a pesar nuestro, a pasajeros del tren que, a nuestro lado, hablan sin parar por sus teléfonos. (...) Uno diría que están contando los minutos que los separan de sus seres queridos y que no ven la hora de poder mantener esas conversaciones cara a cara. Pero quizás no haya pensado que muchas de esas charlas por celular que usted escuchó por azar no eran el prolegómeno de una conversación más sustancial a producirse al llegar, sino un sustituto de ella. Que esas charlas no preparaban el terreno para algo real, sino que eran lo real en sí... Que muchos de esos jóvenes anhelantes de informar a sus invisibles interlocutores acerca de su paradero, ni bien lleguen a sus hogares correrán a sus cuartos a cerrar la puerta con llave detrás de sí.”
Zygmunt
Bauman
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar en mi blog!