La dicha de la sabiduría (Fragmento)
La mayoría de nosotros, cuando miramos u oímos algo
u observamos un pensamiento o emoción, realizamos algún tipo de juicio sobre
esta experiencia. Este juicio se puede ver en términos de tres ramas básicas:
la rama me gusta , la rama no me gusta y la rama no lo sé . Cada una de estas
ramas se divide, a su vez, en ramas más pequeñas: la rama bueno ; la rama malo
; la rama agradable ; la rama desagradable , y la rama me gusta porque? ; la
rama no me gusta porque? ; la rama podría ser bueno o malo : la rama podría
estar bien o no ; la rama podría ser bueno malo, agradable y desagradable, y la
rama no es ni bueno, ni malo, ni agradable, ni desagradable . Las posibilidades
representadas por todas estas ramas estimulan a ese pajarito inquieto, que es
la mente, a saltar de una a otra para investigarlas.
Para remediarlo, los maestros aconsejan la práctica
del shamatha, que consiste en desprendernos de nuestros juicios y opiniones y
simplemente observar, o prestar atención a lo que vemos desde la rama en la que
nos hayamos posado. Y que en lugar de saltar de rama en rama para conseguir una
mejor vista, observaremos cada rama u hoja, prestando atención a su forma o
color. Descansaremos en una rama. Estar atentos a nuestra experiencia de esta
manera nos permite distinguir nuestros juicios y opiniones de la simple
experiencia de ver.
Esta práctica tiene profundas implicaciones a la
hora de responder a emociones difíciles y a los diversos problemas que se
presentan en nuestra vida cotidiana. En la mayoría de los casos, nuestras
experiencias están condicionadas por la rama en que nos hemos posado. Pero sólo
observando directamente nuestra experiencia podremos ver cada rama y cada hoja
tal como es, y nuestras opiniones y juicios tal como son: no todos entremezclados,
sino como aspectos distintos de la experiencia. En ese momento en que nos
detenemos para ser conscientes, nos abrimos no sólo a la posibilidad de eludir
las ideas, sino también a reaccionar directamente a cada experiencia a medida
que se produce.
Esta simple conciencia es una expresión de la
claridad de nuestra naturaleza de buda: la capacidad de ver y darnos cuenta de
qué estamos viendo, sin aferrarnos a ningún concepto que nuble nuestra visión.
Lama Yongey Mingyur Rimpoché
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