Terminé el libro de Bauman, el Amor líquido.
Complejo, de lectura enrevesada pero muy interesante. Me mostró distintas
formas de ver las cosas, me descubrió pensadores que desconocía y me abrió
líneas de investigación a temas que me interesan. Por ejemplo Hannah
Arendt en esta reflexión de más abajo.
Disfrutar de la semana y que la vida les sonría.
Sobre humanidad,
discrepancias y respeto - Sygmunt Bauman and Hannah Arendt
"El mundo no es humano por el simple hecho de
estar hecho por humanos, y no se vuelve humano por el simple hecho de que la
voz humana resuene en él, sino sólo cuando se ha convertido en objetivo del
discurso (...) Sólo humanizamos lo que está sucediendo en el mundo y en
nosotros cuando hablamos de ello, y es al hablar que aprendemos a ser humanos. A esta humanidad que se alcanza en el discurso de
la amistad, los griegos llamaban Filantropía, "Amor al hombre", ya
que manifiesta en sí misma la disposición de compartir el mundo con otros
hombres" (Hannah Arendt, "On Humanity in dark times")
Estas palabras de Hannah podrían -y deberían- ser
leídas como prolegómeno de todo esfuerzo futuro dirigido a revertir la
corriente y acercar a la historia a su ideal de "Comunidad humana".
Siguiendo a Lessing, su héroe intelectual, Arendt asegura que "la apertura
a otros es el prerrequisito de la humanidad en todo el sentido de la palabra.
El diálogo verdaderamente humano difiere de una mera charla o incluso de una
discusión en la que es completamente permeable al placer que produce el otro y
lo que dice". Según Arendt, "el gran mérito de Lessing fue
complacerse en la infinidad de opiniones que surgían cuando los hombres discuten
los asuntos del mundo".
Que haya otros que estén en desacuerdo con nosotros
(que no tomen en cuenta lo que hacemos sino lo que no hacemos, que crean que
sería provechoso para la unidad humana basarse en valores diferentes de
aquellos que nosotros consideramos superiores, y, por sobre todas las cosas,
que dudan de que tengamos acceso directo a la verdad absoluta y por lo tanto
sepamos exactamente donde debe terminar la discusión incluso antes de que
empiece) no es un escollo en el camino hacia la comunidad humana. Lo que sí es
un escollo es nuestra convicción de que nuestras opiniones SON la verdad, toda
la verdad y nada más que la verdad y sobre todo la única que existe, y nuestra
creencia de que las verdades de los demás, si son diferentes a las nuestras,
son "meras opiniones".
El mensaje de Lessing/Arendt es bien directo.
Encomendar la verdad a Dios significa dejar la cuestión de la verdad, la
cuestión de "quién tiene la razón", abierta. La verdad sólo puede
emerger al final de una conversación, y una conversación genuina (es decir
aquella que no es un soliloquio disfrazado) ninguno de los interlocutores sabe
o puede saber a ciencia cierta cuándo llegará a su fin (en caso de que lo haya)
Un hablante, así como un pensandor piensa en "modo hablante", no
puede, como señala Franz Rosenzweig, "anticipar nada. Debe ser capaz de
esperar, ya que su palabra depende de la palabra del otro. Necesita
tiempo"
Aportado por http://serendipitica.blogspot.com.es/
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