Siempre aparece la imagen de la muerte. Por ejemplo te preguntas "que
haría si hoy fuera mi último día en este mundo". Las cosas no suceden por
casualidad, siempre lo digo, son causalidades. Causalmente hablamos con un buen
amigo de una película con un situación muy emocionante en la que “la perdida”
es la protagonista. No pasó ni un día y veo una peli en la que la protagonista
es la muerte y todo lo que conlleva alrededor del que se va. Para completar la
causalidad, buscando entre mis notas para “Las Búsquedas de Dany” me encuentro
con esta magnífica reflexión que les comparto más abajo y que de alguna manera
refleja lo que rápidamente se me ocurre hacer si hoy fuera mi último día,
disfrutar a pleno con alegría y gratitud.
¡A disfrutar de la vida mis querid@s!
Lo más
importante, sentirse bien
Pensaba cuál es el mensaje más valioso que tengo para
compartir, qué dejaría aquí escrito si, por ejemplo, supiera de antemano que es
el último artículo que voy a publicar.
¿Y por qué no compartir entonces esa idea ahora mismo?
Bueno, aquí va…
¿Por qué normalmente no podemos experimentar completa
felicidad en cualquier situación cotidiana? La foto parece sugerir que sí
podíamos…
La verdadera felicidad que tanto anhelamos está disponible
para nosotros ahora mismo, no es necesario que alcancemos antes ninguna meta ni
que se produzca primero ningún cambio en nuestras vidas. El logro de cualquier
meta sólo nos provocará un bienestar pasajero, aunque nuestro “sentido común”
nos asegure normalmente otra cosa: que la felicidad depende del cumplimiento de
nuestros deseos.
Siempre que no nos sentimos plenamente felices estamos
esperando que alguna situación se resuelva “favorablemente”, que algo cambie,
que se solucione cierto problema, que se cumpla alguno de nuestros deseos. Pero
a largo plazo, aun cuando alcancemos algunas de estas metas, el cuadro general
parece ser siempre el mismo y la felicidad permanece como un estado ideal e
inalcanzable.
No hay nada de malo en tratar de cumplir nuestros deseos…
¡al contrario! Los deseos son esenciales para darle sentido a nuestras vidas,
nos señalan el camino que queremos recorrer. Pero si sentimos que sólo cuando
se cumplan podremos ser felices entonces pasan a convertirse en “apegos”, y se
transforman precisamente en los obstáculos que nos impiden alcanzar la
felicidad.
Y, paradójicamente, tal como predice la Ley
de Atracción, sentirnos bien ahora y experimentar ya la plenitud
y la alegría que anhelamos, es la clave para hacer realidad nuestros deseos.
Los chinos lo
dicen de una manera hermosa: “Cuando el ojo no está obstruido, el resultado es
la visión; cuando el oído no está obstruido, el resultado es la audición…” Y yo
agrego: “Cuando la mente no está obstruida, el resultado es la verdad; y cuando
el corazón no está obstruido, el resultado es la dicha…”
Anthony de Mello
Desde ya que estos razonamientos no parecen aplicables
mientras atravesamos una crisis profunda, una enfermedad o una pérdida
irreparable. Pero normalmente estas situaciones graves, más pronto o más tarde,
derivan en un nuevo escenario de equilibrio donde podemos volver a disfrutar de
nuestro presente.
Nuestras metas no parecen tantas ni
tan difíciles, lo que las convierte en imposibles de cumplir es que al alcanzar
alguna inmediatamente se nos ocurren otras nuevas. Pretender ser felices
cumpliendo primero una serie interminable de deseos es equivalente a lo que
hace el protagonista de este video para enviar una simple tarjeta postal.
http://vimeo.com/40539993 Cortometraje
“Melvin the Mini Machine”.
Una siesta, un helado o un abrazo encierran el potencial de una experiencia
plena, a la que no le falta nada. Y podemos vivir así cada momento,
construyendo de manera consciente una vida feliz. Por el contrario, muchas
veces marchamos mecánicamente tras los espejismos que el ego pone frente a
nosotros. Se trata de nuestras propias metas, pero el engaño consiste en
hacernos creer que sólo si las alcanzamos podremos ser felices. Y si aceptamos
dar los primeros pasos en esa dirección, tratando de alcanzar esa “zanahoria”
con que el ego nos tienta, podemos pasarnos la vida entera buscando así la
felicidad, pero sin llegar a alcanzarla.
Si estuviera llegando tarde al trabajo, por ejemplo, es
probable que la preocupación por esos pocos minutos de retraso desplace a
cualquier pensamiento positivo. La preocupación por un asunto de poca
importancia normalmente pesa más que el milagro de estar vivos y que todas las
bendiciones que recibimos diariamente. Y a lo largo del día la situación suele
repetirse con otras preocupaciones, relacionadas tal vez con conflictos
irrelevantes, tareas pendientes y otros problemas menores. Nunca parecen llegar
los largos períodos de paz y de serenidad que nos merecemos, en los que podamos
disfrutar de todo lo que ya está resuelto en nuestras vidas, de todo aquello
que gracias a Dios sí tenemos.
Muchas veces la causa de cualquier malestar depende más de
nuestros propios pensamientos que de las circunstancias que nos toca vivir. Y
somos nosotros, de manera consciente o inconsciente, quienes decidimos en qué
pensar. Nuestra realidad personal es, entonces, nuestra propia invención.
Los artículos de este blog tratan generalmente acerca de
la autoestima, de la Ley
de Atracción, de la importancia de vivir de manera consciente el
“aquí y ahora”… Pero siento que la idea más importante, a la que le dedicaría
el último artículo si supiera de antemano que ya no voy a poder seguir
publicando aquí, es esta: Salvo en situaciones extremas podemos experimentar
cada momento con alegría y gratitud, podemos decretar que ya estamos bien y
simplemente disfrutar, no hay condiciones previas ni metas a cumplir para
alcanzar la felicidad. Además, así creamos las condiciones para atraer todo lo
que deseamos… las cosas, situaciones y relaciones que nos gustaría incorporar a
nuestras vidas. Tal vez esta idea no sea fácil de aplicar, quizás al principio
sólo podamos recordarla unas pocas veces al día… ¡Pero bien vale la pena
perseverar!
Axel Piskulic - www.amarseaunomismo.com
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