Después de la última publicación en mi blog de la nota de Arturo Perez-Reverte, una buena amiga me hizo llegar esta nota de Marcos Aguinis que deberíamos leer todos, ya que amplía en detalle hasta que punto estamos inmersos en una guerra Santa, así sin rodeos, tan claro como lo leen. Les dejo la nota para que saquen sus propias conclusiones. Gracias Patri por el aporte.
Buena semana para tod@s
El odio religioso acorrala a los cristianos
Un volcán
escupe lava y amenaza multitudes. El ala fundamentalista del islam, tras varias
décadas de latencia, se ha erguido con furia y avanza al ritmo de diversas
intensidades, métodos y justificaciones. Pretende devolver el mundo a la
oscuridad de la Edad Media.
La ONG
llamada Mechric (Comité Cristiano del Medio Oriente), formada por instituciones
de Irak , Líbano, Sudán, Irán, Siria y todo
el norte de África, fue fundada en 1981 para monitorear las agresiones que se venían
cometiendo contra las poblaciones cristianas desde el Atlántico hasta el océano
Índico. La masacre contra la iglesia copta de Alejandría determinó que esa
entidad publicase un documento en el que -¡por fin palabras claras!- condenó a
sus autores directos e intelectuales. "Este acto atroz fue realizado por
los seguidores jihadistas de una ideología criminal corporizada por
Al Qaeda, la red Salafi y sus aliados, que están infiltrando las elites de toda
la región." Mechric urge a los pueblos cristianos del orbe a movilizarse
en favor de sus hermanos del Medio Oriente gravemente amenazados por una
permanente discriminación y persecución. "También convocamos a los
sectores democráticos y las organizaciones defensoras de los derechos humanos
de los países árabes y musulmanes a condenar la barbarie cometida contra los
coptos de Egipto y contra los cristianos de Irak y otras regiones de la
zona." Desde entonces la situación ha empeorado.
No es un
secreto que en Arabia Saudita está terminantemente prohibido construir una
iglesia o exhibir una cruz, pese a que ese país construye mezquitas suntuosas
por doquier (en la Argentina se le donó un valiosísimo terreno). Bajo la
Autoridad Palestina, el hijo de un peluquero en la ciudad de Qalkilia fue
encarcelado por el "crimen" de haber formulado dudas respecto del
islam; los intendentes cristianos de varias ciudades cisjordanas fueron reemplazados
por musulmanes. Un lento y permanente éxodo vacía de cristianos a todos los
territorios llamados "palestinos". Los católicos también están
desapareciendo de Irán. No cesan de disminuir los maronitas en el Líbano. Casi
no quedan en Siria.
Las matanzas
ocurridas en Sudán a lo largo de muchos años por hordas que irrumpían en las
aldeas cristianas conforman una muestra del más extremo horror. Ni hablar sobre
el genocidio de Darfur. Pero Sudán y otros países que oprimen a la mujer y
discriminan a sus minorías religiosas, siguen formando parte de las Naciones
Unidas y ¡hasta integran comisiones vinculadas con los derechos humanos! En
Eritrea se propagó la fantasía de que los cristianos deseaban voltear la junta
dictatorial y se puso en marcha una campaña para limpiar el país de "los
subversivos que portan una cruz". En Bagdad hubo un asalto a la catedral,
en medio de la misa, y se asesinó a 58 personas. Durante la dictadura del
general Muhammad Zia, en Pakistán, se sancionó una ley contra la blasfemia,
término vago que incluye desde una expresión insultante hasta una ingenua duda
sobre las verdades del Corán. En Nigeria fueron secuestradas centenares de
niñas, forzadas a convertirse al islam y ser esclavas sexuales. La misma
técnica, pero agravada, ocurre en Irak: después de asesinar a todos los varones
de la familia, son secuestradas sus mujeres para que también sirvan de esclavas
sexuales. El espanto es más intenso al enorgullecerse los fanáticos por la
decapitación de sus prisioneros y someter a otras víctimas al suplicio de la
crucifixión. ¡En pleno siglo XXI!
Estos
sectarios aspiran a un Medio Oriente Christenrein (limpio de cristianos), así
como ya lograron que sea Judenrein (limpio de judíos) cuando expulsaron de sus
países a todos los judíos en 1949, que terminaron refugiándose en Israel. Se
estima que la población cristiana del Medio Oriente hasta fines del siglo XX se
acercaba a un 20%. Los últimos censos la han reducido a un 5%. Y su número
sigue bajando. Ahora se ha exacerbado el odio contra los inermes azeríes y
otras minorías, que son objeto de un exterminio sistemático. Aquí corresponde
emplear la palabra "genocidio", que se ha banalizado en boca de
muchos ignorantes. Genocidio es precisamente eso: liquidar a un vasto grupo
humano por razones de nacionalidad, raza, etnia o religión. Exterminarlo,
hacerlo desaparecer de la faz de la tierra. El siglo XX sufrió el genocidio del
pueblo armenio y otro más atroz, el del judío. Luego llegaron las matanzas
africanas. Ahora se destacan los crímenes perpetrados por la rama asesina del
islam. Algunos líderes, envalentonados por sus éxitos, han manifestado que
también recuperarán España y, en la misma España, ciertos imanes respaldan ese
"derecho", para lo cual se reproducen imágenes de la antigua presencia
musulmana en el país. En otras palabras, el infierno del Medio Oriente, para
estos sicarios, no se reducirá al Medio Oriente. Su ambición es planetaria,
aunque parezca absurda.
El delirio ya
se ha extendido más de lo sospechado. Crece bajo el calor de la tolerancia
religiosa que floreció en Occidente. Pero esa tolerancia no es asumida por
muchos líderes musulmanes. En Italia, el ministro del Interior acaba de
expulsar al imán Raoudi Aldelbar con este mensaje: "Es inaceptable que se
hagan explícitas invitaciones a la violencia y el odio religioso. Por eso he
dispuesto su inmediata expulsión del territorio nacional. Que mi decisión sirva
de advertencia a todos quienes piensen que en Italia se puede predicar el
odio". La medida fue adoptada tras una serie de investigaciones del
Servicio Central Antiterrorista Italiano. Durante sus alocuciones el imán
maldijo a Israel y pidió la intercesión de Alá para que "muera hasta el
último judío". "Israel es un pueblo que merece ser encadenado y
maldito. Alá: búscalos de uno a uno y mata hasta el último de ellos. Haz que su
comida se convierta en veneno y se convierta en llamas el aire que
respiran".
No es un
estilo nuevo. Prédicas similares abundan en Irán y son propaladas a diario por
Hezbollá y Hamás.
Urge que la
porción civilizada del mundo ponga las manos en el fuego. Lo acaba de hacer el
papa Francisco con su habitual valentía. Falta que también eleven su voz los
gobiernos y las organizaciones internacionales. Pero, sobre todo, falta que
haya condenas explícitas contra esta versión canallesca del islam por parte de
los mismos musulmanes. Es decisivo. A éstos les corresponde defender los
aspectos nobles de su religión. Hacerlo con fuerza. Es comprensible que los
atraviese el miedo a represalias cargadas de salvajismo. Pero su silencio los
hace cómplices. No alcanza con poner las culpas afuera. Las matanzas en Siria,
Irak, Nigeria y otros países no dan lustre a las enseñanzas del Corán ni
corresponden a las palabras con las que empieza cada una de sus suras: "En
el nombre de Alá, clemente, misericordioso". En esos crímenes no hay
clemencia ni misericordia, sino agravio a los cielos, si se considera que Alá
es el creador de la vida.
Lamentablemente, en el
Corán existen versículos reñidos con la paz, la pluralidad y la tolerancia, que
citan los jihadistas. Es obligatorio decirlo y reconocerlo. Como también es
obligatorio decir y reconocer que también existe ese tipo de versículos en la
Biblia. Pero la civilización ha logrado que se haga abstracción de las
porciones hostiles y se acentúen las piadosas y fraternales. Ellas convierten a
las religiones en un motor de la paz exterior e interior, luego de siglos en
que parecían condenadas a lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por comentar en mi blog!