Rabindranath Tagore
(Rabindranath Thakur, Calcuta,
1861 - Santiniketan, 1941) Escritor indio. Es el más prestigioso escritor indio
de comienzos del siglo XX, no solamente de
la India sino del mundo entero, es el único Indio que recibió el Premio Nobel
de Literatura (1913). Tagore fue más que un poeta. Él era un pensador, un alma
noble, un maestro, un novelista, dramaturgo y pintor. El volumen y la
diversidad de sus escrituras son asombrosos. En el bengalí, hay 28 volúmenes
grandes que consisten en poesías, dramas, óperas, historias, nivelas y ensayos
cortos y un número similar de volumen de cartas. Además, él escribió
aproximadamente 2500 canciones y dibujó alrededor de 2000 pinturas.
De origen noble, era el último
de los catorce hijos de una familia consagrada a la renovación espiritual de
Bengala, y se educó junto a su padre en el retiro que éste tenía en
Santiniketan. En 1878 fue enviado a Gran Bretaña, donde estudió literatura y
música.
A
lo largo de su vida, Tagore mantuvo múltiples contactos con otros intelectuales
de su tiempo, incluyendo a Henri Bergson, Albert Einstein, Robert Frost, Mahatma Gandhi, Thomas Mann, George Bernard Shaw, Victoria Ocampo, H. G. Wells y Romain Rolland.
En 1905
se unió al movimiento Swadeshi que se oponía al proyecto presentado por el virrey
de la India lord Curzon de dividir en dos Bengala. Tagore compuso entonces dos canciones que
posteriormente se convirtieron en los himnos nacionales de India y de Bangladesh.
Sin
embargo, pronto se alejó del nacionalismo
indio —y rechazó el recurso a la violencia
preconizado por su sector más radical— porque no creía que «la construcción de
una nación según el modelo europeo» fuera «el único tipo de civilización y la
única meta del hombre» y porque, como dijo en 1917 durante un viaje a Estados
Unidos, consideraba que el Estado Nación «es una maquinaria de comercio y de política que
produce fardos de humanidad pulcramente comprimidos». En su lugar propugnaba,
como el chino Kang Youwei, un
cierto cosmopolitismo asiático.
«India nunca ha tenido un auténtico sentido del nacionalismo. […] Estoy
convencido de que mis compatriotas conquistarán de verdad su India a base de
luchar contra la educación que enseña que un país es más grande que los ideales
de la humanidad», afirmó. En esto coincidió en gran medida con Gandhi, con quien mantuvo una larga y fructífera amistad, quien
también criticaba la civilización moderna y su obsesión por el crecimiento
económico y la soberanía política —Gandhi decía de los nacionalistas hindúes
que querían «el dominio inglés sin el inglés»— y además «tanto Tagore como
Gandhi condicionaban la regeneración nacional a la regeneración individual»
Tagore
viajó por todo el mundo difundiendo su crítica a la civilización occidental —en Nueva
York en 1930 ante una selecta audiencia, entre
la que se encontraba el futuro presidente Franklin D.
Roosevelt, dijo que «la era actual pertenece a
Occidente» pero «ustedes han explotado a los indefensos, y humillado a los
desventurados»—, pero paradójicamente donde encontró mayor oposición fue en dos
países asiáticos, en Japón y en China.
Rabindranath Tagore, entre otros
pensamientos decía:
"Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas".
“La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido”
“El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación”
“El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de si mismo ni de los otros, sino un amante. Su único fin está en el amor”
“La verdad no está de parte de quién grite más”
“Hacer preguntas es prueba de que se piensa”
"Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas".
“La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido”
“El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación”
“El hombre en su esencia no debe ser esclavo, ni de si mismo ni de los otros, sino un amante. Su único fin está en el amor”
“La verdad no está de parte de quién grite más”
“Hacer preguntas es prueba de que se piensa”
“Convertid
un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos”
…y una poesía:
PÁJAROS
PERDIDOS
1
Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,
y se van volando.
Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar,
aletean y caen en ella, en un suspiro.
2
Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,
¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!
3
Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta de
infinito. Se hace tan pequeño como una canción, como un
beso de lo eterno.
4
Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en flor
su sonrisa.
5
El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita;
y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se va
volando...
6
Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán
ver las estrellas.
7
En tu camino, agua bailarina, la arena te pordiosea
tu canción y tu fuga.
¿No quieres tú cargarte con la coja?
8
Tu cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia por
la noche.
9
Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nos
conocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nos
amábamos.
10
Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,
callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
11
No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como una
brisa ociosa, la música de las ondas.
12
-Mar, ¿qué estás hablando?
-Una pregunta eterna.
-Tú, cielo, ¿qué respondes?
-El eterno silencio.
13
¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está
queriendo amarte!
14
El misterio de la vida es tan grande como la sombra en
la noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla del
amanecer.
15
No te dejes tu amor sobre el precipicio.
16
Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver el
mundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda y
se va.
17
Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojas
suspiráis vuestra alegría en mi imaginación!
18
Tú no ves lo que eres, sino su sombra.
19
¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbando
con sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yo
escuchar!
20
No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
21
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece;
¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas recién nacidas?
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces,
la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?
22
Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.
23
¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!
1
Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,
y se van volando.
Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar,
aletean y caen en ella, en un suspiro.
2
Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,
¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!
3
Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta de
infinito. Se hace tan pequeño como una canción, como un
beso de lo eterno.
4
Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en flor
su sonrisa.
5
El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita;
y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se va
volando...
6
Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán
ver las estrellas.
7
En tu camino, agua bailarina, la arena te pordiosea
tu canción y tu fuga.
¿No quieres tú cargarte con la coja?
8
Tu cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia por
la noche.
9
Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nos
conocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nos
amábamos.
10
Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,
callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
11
No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como una
brisa ociosa, la música de las ondas.
12
-Mar, ¿qué estás hablando?
-Una pregunta eterna.
-Tú, cielo, ¿qué respondes?
-El eterno silencio.
13
¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está
queriendo amarte!
14
El misterio de la vida es tan grande como la sombra en
la noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla del
amanecer.
15
No te dejes tu amor sobre el precipicio.
16
Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver el
mundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda y
se va.
17
Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojas
suspiráis vuestra alegría en mi imaginación!
18
Tú no ves lo que eres, sino su sombra.
19
¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbando
con sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yo
escuchar!
20
No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
21
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece;
¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas recién nacidas?
Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces,
la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?
22
Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.
23
¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!
Fuentes: http://solidaridad.net
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