El tiempo no para
No escuchamos hasta el final, no leemos hasta el final, no
prestamos toda la atención, ¿Porqué?¿Estamos apurados?¿Se nos va el tren de la
vida?¿Hay que ir tan rápido porque ya las 24 horas no alcanzan?
Al parecer esta sociedad en que vivimos nos va impulsando a
hacer todo deprisa y corriendo. Nos
levantamos corriendo, desayunamos corriendo, si desayunamos, salimos al trabajo
corriendo, vamos zigzagueando con el coche al trabajo para ganarle segundos al atasco.
Ya en el trabajo todo tiene que ser deprisa, todo tiene que ser para ayer o
para antes. Nos vamos a comer rápido porque rápido hay que volver al trabajo
para seguir a las carreras hasta que termine el día, si es que el jefe o uno
mismo nos deja.
Cuando al fin terminamos, la carrera del regreso, vuelta al zigzagueo,
vuelta a la tensión y a casa, si al fin, casa. El lugar esperado, donde
reposará el guerrero…¿Reposará? Noooo, que va, a seguir corriendo porque hay
chicos que ir a buscar o llevar o dejar o traer, cena que preparar, compras que
hacer, trabajo que preparar.
Y entre medio de toda esa carrera también queremos ser
amantes esposos y esposas, abnegados padres y madres, buenos hijos e hijas,
buenos hermanos y hermanas, buenos amigos y amigas, ser solidarios, pensar en
el medio ambiente, crear nuestros ideales, defender nuestros ideales, informarnos
, formar nuestras opiniones, cultivarnos, leer, ver, escuchar, tocar, disfrutar,
amar.
Paro un momento esa carrera y hago como en las películas que
nos ponen la cámara ultralenta, para que veamos en detalle lo espectacular que
está pasando: Nos pasa la vida, tan rápido que ni la vemos, nos pasa de
costado, sin rozarnos siquiera, como para no distraernos de la locura en la que
vamos envueltos, como para no molestar. Y así vamos sin parar derecho vaya
saber a dónde…o bueno, si sé a dónde, pero de eso hablamos en otro momento, hoy
hablemos de la vida y de lo que nos estamos perdiendo, de lo que va pasando por
el rabillo del ojo, y que, si prestamos atención, en una de esas estamos a
tiempo de reorganizar la “carrera”, transformándola en un paseo, apreciando lo
que pasa a nuestro alrededor, a la gente que queremos, lo que pasa en nosotros
mismos, lo que buscamos, a donde vamos y si en realidad es ese el lugar elegido,
es ese el ser humano que quiero ser.
Daniel Gómez Debenedetti
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii... lo leí toooooooooodoo... hasta el final! jiji
ResponderEliminarabrazo
Hola Dany!!...creo que por sobre todas las cosas y mas alla de la velocidad o no, de como transitamos por la vida...lo importante es la intensidad y la felicidad o no que cada momento que se nos regala, nos permita disfrutar...encontrar un equilibrio es muy personal ya q a cada uno le viene bien distintas cosas, situaciones o ritmo de vida, por eso es dificil una conclusiòn uniforme....besos. Estela
ResponderEliminar¡Gracias Estela por tu comentario!
ResponderEliminarSolo decirte que el objetivo del escrito es encender una luz de alarma al ritmo vertiginoso que le imprimimos a la vida en estos días alocados que nos toca vivir. Lo veo en el día a día, la gente no lee los mails, o solo lee el asunto y saca conclusiones en función a su criterio, si hay un mensaje en el Facebook y hay que darle al más ¿Cuanta gente le da? el nivel de respuesta ante una propuesta enviada por correo, o las respuestas a ese correo que te dicen claramente que no se leyó, en la manera de conducir por la calle, en la manera de caminar/correr, en el evento de su hijo el padre pegado al teléfono...A esto me refiero.
Un saludo y a disfrutar de la semana
¡Bien Sany, así me gusta :)!
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