lunes, 6 de octubre de 2014

Cómo aceptar que todo no se puede

Encontrando el camino y encontrando los límites que nos definan como persona, que nos muestren y muestren ese lado humilde que nos hace personas. Con la tranquilidad que da el saber hasta dónde es válido, hasta donde es importante y bueno para mí. Y al encontrar ese camino, mientras lo andas, poder elegir qué es lo que me hace feliz. Buena semana para todos.
Dany

Cómo aceptar que todo no se puede

"No se puede todo", dice mucha gente a modo de frase filosófica de moda. La frase llega cuando, agotados, los límites se imponen y nos encontramos con nuestra humanidad que nos recuerda que somos gente, y no dioses.

Si algo distingue nuestra época es que la mente se ha vuelto sumamente ambiciosa y va más rápido que el cuerpo. La cabeza "va a mil" y todo lo que podría hacerse si fuéramos seres clonados o semidioses choca con lo que la agenda permite y lo que el cuerpo es capaz de llevar adelante. El conflicto que ese choque genera no es menor. Es que la "religión" de la aceleración que todo lo pretende se ha impuesto, y sus mandamientos nos dicen que aceptar lo que esté por debajo del "todo" es una claudicación, no un efecto del sentido común.
Estudiar un posgrado, trabajar, cuidar hijos, cocinar y hacer yoga... no se puede, al menos, no todo junto. Estar en todos lados, atajar todos los penales, aceptar todas las citas, ir a todos los casamientos, comuniones, bautismos y bar mitzvah, no se puede, y si no lo cree, inténtelo y verá . Hablar por celular, manejar, decidir la comida para la noche y pensar en los profundos porqués de la vida... bueno... difícil.

La lista es infinita (no podemos ponerla toda), a tal punto que gran parte de la labor de los psicólogos consiste en tallar ese afán de omnipotencia que embarga a tantos, a fin de que no sea el corazón o el famoso "estresazo" el que marque el límite.
Es verdad que nos han educado para la ambición o, peor aún, para la codicia de un hacer sin pausa. "Sólo hágalo", "tú puedes", "el cielo es el límite"... ¿para qué tanto? Somos como actores que ambicionan ser todos los personajes posibles de representar, pero que no tienen una personalidad real a la que regresar tras la función. De tanto aspirar al todo, el riesgo de la nada está allí, al acecho.

"Tengo que aprender a delegar", es la frase que vislumbra una salida a la pretensión omnipotente que ofrece grandes dividendos a los laboratorios que fabrican ansiolíticos y provee trabajo a coaches, counsellors, psicólogos, psiquiatras y buenos amigos que saben aconsejar, café mediante, a quienes se "van de mambo" y no saben reconocer, aceptar y, sobre todo, disfrutar su contorno, al que ven como una limitación cuando, de hecho, saber hasta dónde se puede llegar con algo ayuda a poder mejor, no a no poder.
Parte del intento de poderlo todo surge de la idea de que si uno no hiciera lo que hace, las cosas se harían mal o no se harían, y que eso significaría una suerte de catástrofe. Intentar hacer todo es a veces ambición, pero otras es miedo a que la bicicleta, de detenerse, caiga, sin que nadie pueda remediarlo.

Es verdad que en ocasiones las personas se las ingenian para ser imprescindibles en su trabajo, por ejemplo, y disfrutan de estar en cada detalle supervisando todo, pero llega el día del cansancio, y en esa oportunidad suele pasar que los que se han acostumbrado a recostarse sobre el "omnipotente" de turno tendrán gran dificultad para reconvertir su dependencia en autonomía. No es imposible, pero sí difícil salir de un sistema que depende de un hombre o mujer "orquesta" que digita todo, sin delegar responsabilidades que vayan más allá de su propio criterio.

De cualquier manera, con dificultad o sin ella, cuando la frase llega, viene con alivio. "No se puede todo" es algo que se dice y, enseguida, quien haya pronunciado esa máxima recibirá una mirada aprobadora por parte de su interlocutor. Es que todos sabemos que no se puede todo, y esa aceptación de nuestra condición alivia, como alivia saber que nuestra tarea es el "paso a paso" y con otros que acompañen, que así se logra la real eficacia. If you want to go fast, go alone. If you want to go far, go together (Si querés ir rápido, andá solo. Si querés llegar lejos, andá acompañado).


Miguel Espeche - El autor es psicólogo y psicoterapeuta

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Gabriel José García Márquez

Gabriel José García Márquez   Aracataca ,   Magdalena ,   Colombia ;   6 de marzo   de   1927 Ciudad de México ,   México ;   17 de abril   ...